DISLEXIA







La dislexia del desarrollo (DDD) es un trastorno del lenguaje que


afecta principalmente la habilidad de leer y escribir [88], a pesar

de que también afecta a otros aspectos del lenguaje. La dislexia

es quizás el trastorno del aprendizaje mejor conocido de todos,

tanto por el público general como por los médicos. Los niños que

sufren dislexia tienen problemas en el ritmo y velocidad del aprendizaje

del lenguaje escrito, así como también en la adquisición de

un nivel adecuado de desempeño. La dislexia se nota por primera

vez cuando el niño ingresa en el jardín de infancia o en el primer

año de la escuela primaria, o cuando por primera vez se encuentra

frente al desafío de la lectoescritura. En un porcentaje de casos,

el problema se manifiesta a los 2-3 años, cuando el niño disléxico

también puede demostrar una lentitud o una anomalía en el desarrollo

del lenguaje verbal. Tales trastornos consisten en un retardo

de la adquisición de la palabra, o en dificultades de la pronunciación.

Sin embargo, en la mayoría de los casos no existen rasgos

anticipatorios, y la única amenaza se deriva desde el conocimiento

de que hay otros miembros de la familia que se han diagnosticado

de disléxicos, hecho por sí mismo que aumenta las posibilidades

de que el niño se diagnostique más tarde.

El diagnóstico de dislexia implica ausencia de cualquier trastorno

de la inteligencia o psiquiátrico, y supone que el niño ha

crecido en un ámbito cultural que le ha dado la oportunidad de

aprender la lectoescritura. No obstante estas restricciones, no es

raro encontrar leves problemas neuropsiquiátricos entre los niños

disléxicos, y la presencia de un retardo mental leve no impide que

un niño también sea disléxico. Tampoco es correcto declarar que

todos los sujetos disléxicos son brillantes, pero cuando existen

además otros problemas, por ejemplo, trastornos de la atención,

retardo mental, es más difícil atribuir el problema lector a una

causa más específica, es decir, a la dislexia pura.

Para leer se necesita captar lo que son las correspondencias

que existen entre los sonidos del lenguaje (los fonemas) y los

símbolos visuales que usamos para representarlos (los grafemas).

Se requiere esta habilidad especialmente durante el período del

aprendizaje de la lectura, pero también más tarde, cuando el lector

adulto debe leer palabras desconocidas o pseudopalabras (vide

infra). Después de varias décadas de investigación, mucho se

conoce de los procesos fonológicos, auditivos y visuales que

contribuyen al acto de la lectura, como también algunos de sus

sustratos neurológicos. Tras investigar casos de dislexias adquiridas

y DDD, se acepta actualmente la utilidad del concepto de

dos tipos de palabras: aquellas llamadas ‘irregulares’ –que se

pronuncian distinto de como se escriben; p. ej., palabras inglesas

de uso común en el español, como ‘cowboy’–, y aquellas conocidas

con el nombre de ‘pseudopalabras’ –conjunto de letras pronunciables,

pero sin significado en el idioma; p. ej., la palabra

‘casinota’–, para separar los distintos procesos fonológicos, auditivos

y visuales involucrados en la lectura. Por consiguiente, la

lectura de pseudopalabras requiere la participación de procesos

fonológicos y auditivos, no léxicos, mientras que los procesos

léxicos –en referencia a la palabra completa, en vez de la lectura

letra por letra– y visuales aportan mayor ayuda a la lectura de las

palabras irregulares. Esto se debe a que las pseudopalabras se leen

tras aplicar las reglas de la pronunciación –que la letra ‘a’ se

SIMPOSIO SATÉLITE: DISLEXIA


REV NEUROL 2003; 36 (Supl 1): S3-S9


A.M. GALABURDA, ET AL


S4

pronuncia /a/ y que la letra ‘b’ [be] se pronuncia /b/, independiente

del lugar donde ocurran en la palabra o de la palabra en que

ocurran–, mientras que tales reglas no deben aplicarse a la lectura

de las palabras irregulares –la palabra ‘cowboy’ no se lee como

/couboi/ sino que como /cauboi/–. Si tenemos esto en mente, no

es sorprendente descubrir que los dos trastornos de la lectura más

importantes son los de la dislexia fonológica (DF) –problemas

para leer pseudopalabras; trastorno de la lectura en método no

léxico–, y los de la dislexia superficial (DS) –problemas con la

lectura de palabras irregulares; trastorno de la lectura de palabras

completas (en inglés, whole-word reading)–. El lector hispanohablante

deberá entender que idiomas como el español y el italiano

son casi perfectamente regulares, y, por consiguiente, que la

mayoría de las palabras se leen con el sistema fonológico/auditivo,

no léxico, mientras que en idiomas como el inglés, muchas

palabras –de hecho la mayoría de ellas, muy antiguas o importadas

de otras lenguas tiempos atrás– se leen con la inhibición del

sistema fonológico y la utilización, en su lugar, del sistema lexicovisual.

Por lo tanto, en inglés es más frecuente descubrir la

existencia de una DS en un paciente que en el español o en el

italiano [12,90]. Los niños preletrados –que saben leer palabras

como ‘Coca-Cola’ solamente cuando aparecen escritas en su forma

habitual en un cartel publicitario–, también utilizan el sistema

léxico, pero no a través de la inhibición del método no léxico/

fonológico, porque éste todavía no existe o no ha madurado lo

suficientemente.

PARA VER MAS DISPONIBLE EN : http://inforum.insite.com.br/arquivos/14613/Revista_Neurologia_-_Dislexia_de_Desenvolvimento_II.pdf



La dislexia es un problema del aprendizaje en el que hay incapacidad para desarrollar un lenguaje adecuado, en especial el escrito; es decir, niños con dificultades para leer o escribir, sin que presenten alteraciones en la inteligencia y ningún otro problema que explique el por qué de esta dificultad.

Los padres pueden sospechar este problema en etapas tempranas (cuatro a cinco años de edad): el niño presenta dificultades para hablar con fluidez, para articular palabras o memorizar canciones. También es probable que presenten trastornos en la percepción: identifican mal las estructuras de su cuerpo, la nariz la confunden con las orejas; se les complica distinguir entre arriba y abajo, derecha e izquierda, o invierten los colores, entre otros.

En edades más avanzadas (seis a nueve años), esta alteración se hace más evidente cuando los niños empiezan a leer y escribir, los maestros o los padres observan que el niño tiene dificultades para diferenciar los sonidos e imágenes de las letras, o palabras parecidas; la letra (p) la confunden con (q) o con (b), (ser) puede confundirse con (res), (pero) por (perro), por mencionar algunas. Por lo que, a medida que crece el niño, generalmente evita leer porque le parece difícil o estresante, lo que conlleva a rechazar la escuela, al fracaso escolar y a la depresión.

Causas:

No se ha identificado alguna causa orgánica, sin embargo, en algunos casos se ha observado que hay diferencia en el tamaño de los hemisferios cerebrales, principalmente en el izquierdo, el cual es el encargado de asociar los sonidos con la imagen de las letras, por lo que se les dificulta deletrear, escribir o hablar. Otra posible causa pudiera ser que los niños con dislexia procesan las palabras en alguna parte del cerebro diferente a la de los niños sin este problema, lo que orienta hacia causas genéticas. También se ha postulado que pueden influir los conflictos psíquicos, provocados por las presiones y tensiones del ambiente en que se desenvuelve el niño.

Por último, la dislexia pudiera ser la manifestación de una serie de trastornos que en ocasiones pueden presentarse de un modo global, aunque es más frecuente que aparezcan algunas de ellas de forma aislada.

Diagnóstico:

Lo más importante es hacer un diagnóstico oportuno, para no exponer al niño al riesgo de que sus compañeros lo hagan sentir mal o al retrazo escolar, lo cual puede afectar su autoestima. Como se mencionó con anterioridad, esto ocurre evidentemente entre los seis y nueve años de edad, cuando el niño empieza a leer y escribir. Los padres o los maestros identifican algunas de estas dificultades, por lo que el niño debe ser revisado por el medico de la familia o el pediatra, el cual debe examinar la vista, el oído y la capacidad motriz para detectar algún problema. Si no existe ningún trastornos en estas áreas, el niño será referido con un especialista para que le realice una evaluación formal. Esta evaluación generalmente incluye medir el coeficiente de inteligencia (IQ) del niño, y la capacidad de audición, visión y escritura.

Tratamiento:

Con la enseñanza y la asistencia apropiadas, un niño con dislexia puede aprender a leer y prosperar en la escuela, la mayoría de ellos son capaces de desarrollar estrategias que los ayudarán a permanecer en clases, y tener éxito en el mundo laboral. El niño con dislexia generalmente trabaja con un profesor, tutor o especialista en la lectura para aprender estrategias especiales para este tipo de condición. Sin embargo, es posible que se presenten muchas dificultades, por lo que el apoyo de los padres, hermanos y demás familiares es de suma importancia, con la motivación y ayuda para desarrollar la confianza en sí mismo.

La dislexia no tiene por qué ser un impedimento para el éxito. Existen artistas, atletas, científicos y figuras de estado que han podido alcanzar un desarrollo óptimo a pesar de tener dificultades con la lectura, como ejemplo de esto tenemos a Leonardo da Vinci, Thomas A. Edison o Albert Einstein, ellos eran disléxicos.

Si usted tiene un hijo o familiar con este problema, busque las áreas en las que el niño se destaca y ponga el énfasis en ellas. Un niño puede tener problemas para leer, pero ser un genio en matemáticas, música, u otros campos. Las computadoras son herramientas de aprendizaje especialmente útiles para estos niños, ya que permiten desarrollar habilidades para escribir que de otra manera no se podrían lograr.

DISPONIBLE EN: http://www.tusalud.com.mx/site/viewa.asp?ida=136